Me ha dicho Juan Manuel Gálvez, con palabras que no dejan lugar a duda: 

“¡Honduras, ante todo, sobre todo! En cada hondureño debe haber la seguridad de que vale. Tenemos y hemos tenido los mejores hombres de Centro América, sin que por eso nos sintamos con ese inútil complejo de superioridad que hace tanto daño a ciertos pueblos. Una de mis preocupaciones es la de que los hondureños se eleven para que Honduras sea fuerte en todos sentidos. 

Juan Manuel Galvez Durón nació en Tegucigalpa el 10 de junio de 1887, siendo sus padres Jose María Gálvez y Benita Durón. Su padre era un abogado muy respetado en los tribunales de justicia de nuestro país. Estudió en el Jardín de Niños de Tiburcio Acosta e hizo sus estudios de bachillerato en el lnstituto Nacional. Cursó sus estudios universitarios  en la Universidad Central, habiendo estudiado Leyes aunque su deseo era haber estudiado ingeniería. 

Desde que Honduras surgió a la vida independiente, rotas las cadenas de la esclavitud que la tenían atada al yugo de la dominación española, jamás había acariciado los efectos de una democracia auténtica y pura como la que vive en el presente. 

El concepto de la democracia casi siempre fué abstracto. Casi siempre fué forjado en la imaginación; pero jamás transformado en una realidad tangible. 

Los tiempos, en su evolución constante, nos están marcando al presente, nuevos rumbos, distintos derroteros, cambios radicales que, por lo raro de nuestro medio, asombran al Pueblo Hondureño. 

“… está donde corresponde a la función de jefe: celebra un buen chiste y mantiene una convicción ….” 

Este hombre bien podría escalar la Primera Magistratura a raíz de cumplirse el acto electoral diseñado por la ley electoral hondureña este año. Cuadra a este político un bosquejo de referencia, que vamos a concretar; pero sirviéndonos de un trato lejano al roce físico, bien que reciente en cuanto al informativo por intermedio de nuestros amigos mutuos. Es «longilargo», es plácido, su idiosincracia hace equilibrio entre un temperamento ya sanguíneo o ya flemático. Sabido es que por lo segundo resulta tranquilamente reflexivo y por lo primero va en él un «después» sobre un «antes». 

“… Conoce el territorio de su país, porque lo ha recorrido palmo a palmo. Conoce a fondo los problemas nacionales…” 

El Doctor Juan Manuel Gálvez, que viene de una ilustre prosapia de jurisconsultos, es indudablemente un ejemplar de selección en su brillante linaje. Abogado sin tacha, ha ejercido su profesión con nobleza, con talento, con elevada moral, con una certera visión de humanidad, de justicia, de honradez y rectitud. 

Los hondureños no cantan, pero viajan; los que cantan llevan el canto muy hondo, Y los que viajan, prefieren ir por tierra, con el azul de sus montañas en su noche interior en que tiemblan guitarras tristes. 

Pero entre los que han viajado más y conocen, mejor a Honduras, hay  uno que ama a su pueblo, como pocos lo han amado, y esta bien correspondido, porque por donde va pasando siembra una buena acción —como un canto—, y da su mano humana y su sonrisa limpia en el aire que discurre en las pinares.